Los gadgets que usaba la CIA


La CIA, Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, fue creada poco después del final de la II Guerra Mundial, y durante toda la Guerra Fría trató de dar a su pais ventaja sobre su enemigo soviético en lo que a espionaje se refiere. En una situación así, la tecnología era fundamental para sacar ventaja y lograr estar un paso por delante a la hora de obtener información secreta, por lo que se crearon gadgets de lo más variado para estar por encima de su gran rival, el KGB.
A continuación podéis ver algunos de los más diminutos y sorprendentes dispositivos que manejaron los agentes de la CIA desde los años 40.



Pistola cigarrillo de los años 40.


Al menos en el cine, el estereotipo de agente de la CIA de esa época casi siempre iba fumando. Así que nada mejor que un pitillo para llevar camuflada un arma que pudiera sorprender al enemigo. Simplemente con liberar un alfiler de seguridad, girar suavemente el filtro y presionarlo luego hacia delante, se disparaba con bastante potencia una bala del calibre 22.

Cuaderno inflamable. Años 40.


Un cuaderno con informes de alto secreto podría ser muy peligroso si cayese en malas manos. Así que por si acaso, mejor que las páginas fuesen de un material altamente inflamable, y que estuvieran acompañadas de un lápiz ígneo, capaz de prender fuego a todo simplemente con arrancarle la goma.
Seguro que los que hayáis visto la serie de animación Death Note os estaréis acordando de Kira…

Gato espía. Años 60.


En los años 60, en plena Guerra Fría, los servicios secretos estadounidenses buscaban cualquier oportunidad para estar por delante de su enemigo. A veces las ideas eran tan descabelladas como instalarle un transmisor a un gato en el cráneo. El pobre animal elegido llevaría en su cabeza un pequeño dispositivo de unos dos centímetros con una antena, y además un micrófono en el interior del oído. El sistema funcionó a nivel técnico, pero fue un desastre ya que, como es lógico, los gatos tienden a moverse.

Rata para mensajes ocultos. Años 70.


¿Cómo dejar un mensaje ultrasecreto en un lugar en el que nadie sospeche? Pues dentro de una rata muerta, pensaron los de la CIA. Y es que en un callejón sucio y oscuro, un cadáver de roedor no es en absoluto sospechoso, así que la idea es simple: abrir el animal, introducir en su interior los mensajes secretos grabados sobre metal, y coser la carne de nuevo. Además y para evitar depredadores, el rociar el cadaver con salsa picante era un sistema efectivo.

Reloj cámara. 1975.


Uno de los gadgets fundamentales para un espía es la cámara de fotos. Hoy en día caben en cualquier dispositivo, por pequeño que sea, pero en 1975, meter una en un reloj era una verdadera proeza. El T-100 era un efectivo aparato, que no sólo funcionaba correctamente para medir el tiempo, sino que además llevaba en su interior una pequeña cámara extraíble capaz de realizar un centenar de fotografías a través de una diminuta lente de 4 milímetros. En su época, este reloj-cámara fue muy utilizado.

Insectocóptero. 1976.


Este proyecto era el más ambicioso de todos. Consistía en una libélula mecánica equipada con cámaras y micrófonos que hubiese podido recoger imágenes y conversaciones en los lugares más inaccesibles pasando totalmente desapercibida. Sin embargo, se quedó en un proyecto, y no llegó a levantar el vuelo en una misión de espionaje por las dificultades técnicas que suponía para la época.

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