Death Race, el primer juego polémico

Death Race es un arcade de conducción que llegó a los salones recreativos en el año 1976 de la mano de la compañía Exidy. Sin ser el primer juego que mostraba violencia, ostenta el honor de ser el primero en originar protestas.

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El juego estaba inspirado en la película de 1975 Death Race 2000 (en España, “La carrera de la muerte del año 2000“) de Paul Barter. Un film protagonizado por David Carraidine, actor de moda por aquél entonces gracias a su papel de protagonista en la serie Kung Fu, y por un joven Sylvester Stallone.
Esta película es considerada hoy en día por muchos como un clásico de la serie B. Nos tralada a un futuro apocalíptico y demencial en el que la vida humana carece de valor, donde se celebra cada año una carrera de coches en la que se compite por atropellar al mayor número de peatones.
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En el año 2000 atropellar conduciendo no es un crimen, es el deporte nacional.
Pero dejemos el film a un lado para retomar el videojuego. En el Death Race uno o dos jugadores “armados” con un volante y un pedal de aceleración se enfrentan en una carrera sin reglas para obtener la victoria. A lo largo del camino que conduce hacia la meta se encontrarán con unos duendes que tendrán que atropellar. Éstos cuando mueren se transforman en tumbas y entorpecen a los contrincantes.
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A pesar de que los gráficos del Death Race son prehistóricos, el juego fue acusado de promover la violencia por culpa del aspecto antropomorfo de los duendes, y a sus desagradables chillidos de dolor que gemían al morir.
Death Race abrió así la puerta al eterno debate sobre la repercusión de la violencia de los videojuegos en los jugadores, que tuvo su repercusión en medios de comunicación de la talla de la NBC, la CBS o el National Enquirer.
Es curioso que las protestas sea precisamente el videojuego el que las origine y no la película. Y sí, el Carmageddon también se basa en ella.

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